Cuadernos de Historia

Un Vecino de los más antiguos de Versalles, el electricista Soler, nos acercó éste trabajo sobre el Barrio de Versalles que hizo un amigo suyo Hugo Wagner, y como nos pareció muy bueno, aunque algo extenso, lo publicamos en varios y sucesivos números.

“Mi Barrio de Versalles” Evocación (2º Parte)

El Cambio a Madero

Ancha. Inmensamente ancha para mis ojos de años, será la calle Madero que nace en Liniers, y al cabo de 13 cuadras muere en Gral. Paz. Nuestra nueva casa, al 759, se ubicaba entre Arregui y Lascano. En la manzana de enfrente, esquina Arregui y Cranday, estaba (y está) la entrada al Club Atlético Versalles, que marcara con letras de fuego gran parte de esos 25 años de mi vida.

Y el barrio fue mío……. Y yo de él. Caminé sus calles. Con las ruedas de mi bicicleta hurguetié sus rincones, descubrí sus secretos,. Lo conocí de mañana y tarde, de día y de noche, y fuimos amigos porque crecimos juntos,….. porque cambiamos juntos.

Barrio que me vió crecer

asomándome a la vida

y que me enseñó enseguida

lo que …tuve que aprender.

¡¡ Qué lindo que era correr

la pelota en el campito !!

o tirar del piolincito

de un trompo viejo y mañero

y… embocar aquél balero

que entonces supe tener.

Vuelven a mi gastada memoria, como en el túnel del tiempo, hechos situaciones, momentos que repaso en mi mente, produciéndome gratos recuerdos con sabor  a mañanero café con leche, con pan francés manteca y azúcar, la Cocoa o el Toddy de las tardecitas o la sopa de verduras, tapioca o sémola y el chuño de las noches de invierno, antes de los escarpines, el camisón y la plancha con la que mi madre calentaba las sábanas.

Mil novecientos cuarenta. Madero al 700. una cuadra en familia. Una familia grande de muchas familias que se conocían, se respetaban afectuosamente y convivían en paz, armonía y mutua ayuda solidaria.

Pira ardiente con mil diablitos de fuego la “Gran Fogata” que, organizada por todos los vecinos de la cuadra, iluminaba el júbilo e inocente festejo incendiario de San Pedro y San Pablo los 29 de Junio en medio de la calle. Calle que en días ventosos de verano, se inundaba de barriletes multicolores, fabricados con cañas atadas con hilo “chanchero”, y que remontábamos corriendo de esquina a esquina, y que terminaban generalmente con sus colas enredadas en los cables de la luz..

Allí crecí. Allí fui descubriendo la vida de a poco. Sin prisa, sin pausa, como debe ser. De la sabia mano y consejo de mis padres, compartiendo con mis hermanos, mis vecinos, mis amigos y el sensiblero entorno del barrio las horas felices de mi niñez, mi adolescencia y mi juventud.

Lindo tiempo que pasó

gratos momentos que añoro

y guardo como un tesoro

del Versalles que me vió

y que mi vida le dio

en años de la inocencia,

la niñez, …la adolescencia,

la vecindad,…los amigos,

el club y otros mil motivos

de aquél tiempo que voló.

Hugo Wagner (Continuará……..)
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