Revista mi Barrio

Periódico barrial de Villa Real y Versalles, barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Clarín: subversión de la Verdad y terrorismo informativo.

septiembre 6, 2011


Por Aníbal Gotelli, Presidente del Instituto para Pensar Buenos Aires (IpeBA) especial para Revista “Mi Barrio” y “La Red de Medios Barriales de la Ciudad”
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La tapa de Clarín del Miércoles 31 de Agosto de 2011, es ese tipo de primera plana que uno suele mostrar a sus alumnos como modelo de comunicación subjetiva, de mensaje interferido y de subversión periodística.
La tapa en cuestión dice literalmente lo siguiente: “Nueva embestida del gobierno: Acusan a Clarín y a La Nación de atacar a la democracia”.
No debemos nunca olvidarnos que esa es la primera plana del mismo diario que sostuvo y viene sosteniendo a un dirigente como Mauricio Macri que está procesado por escuchas ilegales absolutamente comprobadas. Es el mismo diario que minimizó hasta lo insignificante un crimen aberrante como la violación inconstitucional de nuestra intimidad cometido por Mauricio Macri, pero que no le tiembla la mano para hacer de una suposición una verdad revelada de carácter infalible.
Algunos medios, como es el caso de Clarín, han declarado una guerra, sucia, sin honor y sin reglas contra ciertos gobiernos o contra cierta parte de la sociedad que no pueden dominar o contra la que impide o dificulta sus negocios.
Es una nueva guerra una guerra mediática, que no tiene ningún tipo de control por parte de nadie y que no está regulada por la Convención de Ginebra, ni por la Convención de La Haya, ni por ninguna otra Convención reguladora de carácter internacional.
La guerra que algunos medios como el Clarín nos han declarado, tergiversando la realidad, inventando lo que no sucede y condenando a priori a sus supuestos enemigos con largas y bien estudiadas campañas de difamación, es una guerra en la que no importan ni se miden las consecuencias, no importan las heridas y tampoco importa la magnitud de la herida que reciba la Verdad.
La guerra de los medios es una guerra en la que nadie se preocupa por proteger a las víctimas, ni por evaluar las responsabilidades, ni por proteger al Bien Común, que debe ser siempre nuestro máximo ideal social a defender.
En la guerra que nos han declarado ciertos medios, como es el caso del Clarín, nadie protege el derecho de los neutrales, de los millones y millones de argentinos y de argentinas de bien, que no tienen tomada ninguna posición y que sólo quieren disfrutar de sus hogares, de sus familias y de su trabajo.
Millones y millones de argentinos y de argentinas que quieren vivir en paz, sin incertidumbre y sobre todo, millones y millones de argentinos y de argentinas que tienen como valor a la Verdad por sobre todas las demás virtudes privadas y sociales.
Somos millones los argentinos y las argentinas que no queremos quedar en el medio de este nuevo tipo de guerra que busca intranquilizarnos, dividirnos, desinformarnos y sobre todo confundirnos.
No se puede publicar cualquier cosa en contra de cualquiera en nombre de una supuesta libertad de prensa, porque tirar bombas informativas, de manera indiscriminada, es una actividad que más se parece al terrorismo subversivo que a la noble profesión del verdadero periodismo.
Es bueno que cada diario tenga su orientación política como sucede en cualquier parte del mundo. Cada lector tiene derecho a leer el tipo de diario que quiere leer, pero eso no quiere decir que un diario por postura política puede torcer la realidad hasta el límite de anunciar en sus páginas algo que no ha pasado o que ha pasado de una manera muy distinta a la que se anuncia.
La libertad de prensa es uno de los pilares fundamentales del Bien Común, no puede ser limitada y no puede ser vulnerada, pero algunos medios, como es el caso del Clarín, ya no pueden sostener su supuesta “neutralidad ideológica”, porque toda ideología, por definición, es toma de posición en estado puro y rechazo a cualquier pretendida neutralidad o tibieza
No es malo que los medios tengan ideología, cualquier ideología, aún la más contraria a la nuestra.
Lo que es malo es que muchos de nuestros medios, y sobre todo el Clarín, sigan sosteniendo y tratando de hacernos creer, como si fuésemos estúpidos, su mentirosa imparcialidad.

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