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Revista mi Barrio

Periódico barrial de Villa Real y Versalles, barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

San Francisco Solano en Humahuaca

agosto 8, 2016

san-francisco-solano-en-humahuaca-jpg-2» alt=»san-francisco-solano-en-humahuaca-jpg-2″ width=»300″ height=»201″ />La Quebrada de Humahuaca integra desde 2003, la lista de los bienes culturales y naturales de la humanidad otorgado por la Unesco en la categoría de paisaje cultural. Es un Patrimonio Mundial a preservar.  Antiguamente en ese escenario quebradeño circulaban grupos de cazadores y recolectores que fueron transformándose en un asombroso pueblo con desarrollo agrícola donde se cultivaban entre otros grandes alfalfares. Fue también un paso de arreos de mulas para las minas del Alto Perú.

 

Humahuaca, la cabecera de la región y capital histórica mantiene su atractivo. Nadie  puede resistir  encontrarse con un hecho rutinario pero trascendente: a las 12 del mediodía esperar la salida de San Francisco Solano que en casi tres minutos saluda y bendice a sus fieles para volver a entrar en su hornacina y retornar a  12 de la noche, quizás con menos fieles.

 

El doctor Ernesto Padilla, gobernador de Tucumán 1913/1917, conocido como “protector de Humahuaca” fue un estudioso de la vida del santo y un protector de las tradiciones del norte argentino. Luchó para que el antiguo cabildo no se demoliera y bregó para que se levantara el nuevo edificio de estilo quebradero, al cual se agregó una torre campanario, donde el doctor donó  un reloj y  la imagen articulada del santito. El edificio fue inaugurado el 2 de febrero de 1940. El reloj es de bronce  de procedencia alemana. La máquina pesa 1.800 kg. y  funciona con una cuerda de seis días duración que toca a las horas, las medias y los cuartos de hora. Al sonar las campanas de las 12 horas, se abre la puerta metálica en forma automática y da comienzo al movimiento articulado de la imagen.  El santito evangelizador sale a la luz. Avanza deslizándose sobre unos rieles para detenerse e inclinar la cabeza hacia la tierra,  baja lentamente el brazo izquierdo en cuya mano lleva una cruz y alza el derecho señalando el cielo de la quebrada en un ademán de bendición. San Francisco vuelve a su andadura y lentamente la puerta se cierra. El mecanismo de la puerta  y articulaciones tiene una cuerda independiente con ocho días de duración. La imagen  mide 1,80 metro y  está realizada en bronce con cabeza y brazos articulados. Evoca a los misioneros franciscanos  de los siglos XVI y XVII

 

San Francisco Solano nació en  1549 en Montilla, España y vino en 1590  a misionar a América. Predicó en el norte argentino, Salta, Tucumán, Santiago del Estero, la Rioja, chaco paraguayo, Santa Fe y en el Perú. Es  muy venerado en la región. Visitaba las cárceles, socorría a los enfermos. Predicaba con palabras encendidas y con la música. Divertía y alegraba a los aborígenes. Se paraba en las esquinas de las plazas, tocaba el violín y la guitarra, cantaba y bailaba con gran alegría. Fue llamado el Taumaturgo por la cantidad de prodigios y milagros que se le atribuyen. Logró parar un ataque de langostas, tranquilizó a un toro embravecido que se había escapado, le lamió las manos al Santito quien lo llevó nuevamente al corral. Hizo brotar agua donde hacía falta. Predicó contra la corrupción general. Predijo un terremoto. Se lo nombró Patrono del Folklore Argentino. Fue canonizado en 1726.

 

Los autores del mecanismo y de la estatua están dados en los nombres de Gatto Scotton y el escultor Antonio Gargiulo.

 

Gatto Scotton provenía de una noble familia de relojeros venecianos que habían realizado los mecanismos de la Torre del Reloj, dos estatuas que suenan a las horas, en la Plaza San Marcos. Fue el cronometrista  autor de las especificaciones electrotécnicas e inventor del mecanismo junto a su primo hermano por parte de madre, el escultor y dibujante Antonio Gargiulo quien según cuenta en su autobiografía: “era aprendiz de herrero mecánico, ya un poco adelantado” … “ autor de muchos inventos mecánicos, ingeniosos y otros muy útiles”. Gargiulo (1897-1968) fue escultor y dibujante de importante trayectoria en el mundo del arte. Estudió en la Academia Nacional de Bellas Artes. Cuenta que en los días de fiesta sacaba croquis callejeros  y copiaba las estatuas de la ciudad.

 

Estudió dibujo con los maestros Trecini, Rigamonti y escultura con Lagos e Yrurtia. Se presenta en varios salones nacionales y municipales donde obtiene en 1928 el primer premio  Nacional y en 1929 el primer premio Municipal con la obra “Plenitud” que en 1935 fue adquirida por el municipio en $ 27.000 para ser ubicada en el Barrio de Versalles en la plaza homónima, hoy Plaza Ciudad de Banff. Sus obras están expuestas en varias localidades del país y en el exterior. Sus exposiciones tuvieron la crítica del reconocido José Leon Pagano en el Diario La Nación.

 

El reloj y los autómatas

 

Prodigios de la tecnología y la imaginación fueron las figuras de los autómatas. Son máquinas que imitan la figura, los movimientos y comportamiento de los seres vivo y que funcionan mediante ingeniosos mecanismos. Despertaron gran admiración y curiosidad. El autómata más antiguo fue el Gallo de Estraburgo que funcionó en esa  ciudad francesa desde 1352 hasta 1789. Formaba parte del reloj de la catedral  que al dar la hora movía el pico y las alas. Existe también un modelo de reloj astronómico con autómatas en la ciudad checa de Praga. Está situado en la torre del Ayuntamiento. El reloj fue colocado en 1410, obra de Mikulas de Kadane y del astrónomo Jan Sindel. Fueron incorporadas en el siglo XVII las figuras móviles de los apóstoles con el Cristo bendiciendo, que giran en las ventanitas a cada hora,  En  un momento preciso, un gallo autómata  canta y el reloj marca la hora en punto ante la presencia de numerosos turistas.

Los autores, creadores y hacedores de San Francisco Solano lograron que esta obra de relojería, mecanismo  y automatismo, a casi ochenta años, siga funcionando y concertando tanto el interés religioso y turístico de quienes pasan por Humahuaca, un lugar cargado de belleza donde todavía habita el silencio.

 

 

Susana Boragno

 

 

 

 

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